miércoles, 16 de diciembre de 2009

MEMORIAS DE UN PARANOICO EN SEVILLA (2): LA ZONA DE INFLUENCIA

LA ZONA DE INFLUENCIA

Hay que ver. Sevilla, parece que está hecha a gusto de la mayoría de los sevillanos. La permisibilidad de las leyes, unidas a falta de efectivos, algo típico del lugar, sirve para que ese, ese también "nuevo rico" trabajador sevillano, campe a sus anchas con su vehículo en las aceras.

Y además, lo gracioso, es que, encima que roba mi espacio, que es el del peatón, te mira descaradamente cuando haces un mal gesto o aireas la injusticia que se está cometiendo en ese momento. Y menos mal que uno vuelve a callar, o a lo sumo hablar entre dientes de forma ilegible, que si no....encima este individuo puede ser capaz de llegar a cualquier cosa, con tal de defender su "verdad". Qué pena. Y encima, todo ello con una naturalidad pasmosa: por ejemplo, las aceras ramplantes para favorecer el paso de incapacitados o de personas mayores, ocupadas con sus "motitos" petarderas y estruendosas....qué gracia, qué gracia cuando se ponen mientras ocupan un espacio público con su vehículo a charlar entre ellos, a arrancar esa "motito". Pero no te quedes parado mirándo, y más aún, de noche, porque a lo mejor se pueden creer que eres un delincuente potencial, o bien que "no eres nadie". Y que el ciudadano sólo se puede quejar ante las autoridades correspondientes, que pa éso están.....¡ Ah, se me olvidaba !....el otro día, precisamente, uno de los ínclitos que suele colocar su motocicleta sobre la acera de la puerta de mi Bloque, con el cuál nunca había hablado, me llamó la atención cuando dejé los excrementos del perro en la calle, ya que me había quedado sin bolsas para limpiar la caca del animal y enfilaba hacia mi casa, por más plástico. Y es que, claro, hay lugares para unas cosas y otros para otras; y cosas que se pueden decir y otras no.

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